
¿Viste cuando la vida te junta con gente que parece conocerte de toda la vida, aunque recién la conozcas? Bueno, así son los retiros. Son como reencuentros de almas afines, que por pura sincronía, terminan armando un grupo increíble para conocernos más a nosotros mismos… ¡y a los demás!
Cada persona que se suma a un retiro no solo hace un movimiento a nivel personal, ¡sino que también se genera una energía grupal tremenda! Cuando varias personas están en la misma sintonía, enfocadas en lo mismo, se arma una expansión tan potente que es contagiosa. Esa buena energía empieza a tocar a la gente de alrededor: la familia, los amigos, todos empiezan a sentir ese cambio.
¿Te pasa que a veces el tiempo parece estirarse? En los retiros, es tal cual. Un día puede sentirse como una semana entera de vivencias. ¿Por qué? Porque empezamos a darnos cuenta de un montón de verdades que teníamos guardadas adentro, esperando el momento y el lugar justo para salir a la luz. Es como si encontraran «su vasija», su espacio seguro para florecer.
La gente se sorprende al ver lo parecidas que son sus historias. Imagínate: una persona cuenta algo súper profundo, como que una hermana le dejó una marca importante, y de repente, otras dos personas del grupo ¡Se dan cuenta de que vivieron algo igual! O de golpe, entendemos por qué algunos familiares son como son, porque hay personas que se parecen a ell@s y nos conectamos con esa compasión que todos llevamos dentro. Es como encontrar las llaves para abrir puertas nuevas, darnos cuenta de que a veces estábamos en un bucle, repitiendo las mismas charlas y yendo a los mismos lugares sin nutrirnos.
Al principio, el primer día, es normal que todos se miren raro y piensen: «¿Qué hago acá con toda esta gente que ni conozco?». Pero apenas empiezan los ejercicios, cuando nos vamos acercando de corazón a corazón, ¡la magia ocurre! Enseguida sentís que estás en el lugar correcto.
Obvio, a algunos les cuesta un poco más soltarse, porque no están acostumbrados a este lenguaje tan simple y directo, que solo te pide que te conectes con lo que sentís. Es dejar los «roles» de lado, olvidarnos por un buen rato de dónde venimos y a qué nos dedicamos.
Esa atmósfera que se genera es de pura confianza, pero ojo, también aparecen esas incomodidades que son perfectas para darnos cuenta de que hay rechazos o molestias del día a día que todavía están ahí, latentes. ¡Es parte del proceso y es genial para ir sanando, ir reencontrándose!
¡Animate a Vivir Tu Propio Retiro!
¿Querés sentirte parte? ¿Sentís esa chispa? Si te resonó la idea de un reencuentro con vos mismo y con almas afines, de sumergirte en un espacio donde el tiempo se estira y las verdades florecen, entonces esta es tu señal.
Imagina descubrir esas llaves internas, conectar con una compasión profunda y darte cuenta de que merecés un espacio para ser vos, sin roles ni máscaras. Un retiro es una oportunidad para que esas verdades que tenés guardadas salgan a la luz, para soltar lo que ya no va y abrazar una nueva forma de ver y sentir.
¿Estás listo para esta experiencia que te va a mover el piso (¡para bien!)? Te invitamos de corazón a sumarte a nuestro próximo retiro. Date permiso para vivir algo diferente, algo que te va a nutrir el alma y te va a dejar una huella hermosa.
¡No te quedes con la curiosidad! Anímate a dar el primer paso y consultanos por las próximas fechas. ¡Te esperamos con los brazos y el corazón abiertos!